Tablaturas de jimmy jazz
Aquí puedes encontrar todas las tablaturas de los acústicos DE JIMMY JAZZ Y PUNKIES Y CEREBRO
Esa es la poesía que sigue en este texto. No la métrica, que jamás he masticado, la poesía simple y bella, no la cenicienta, sino la ogro; no la de aceite de rosas, sino la de ácido de batería; no la poesía mullida y cómoda, sino la poesía de piedra; la que duele, la que golpea con furia. Esa es la poesía que aquí está.
TABLATURAS DE CANCIONES ROSA
INTRODUCCIÓN (de la obra “poesía” sin tablaturas)
Si la poesía tiene un nombre, ese debe ser canción, porque es la canción la que presenta en su estética un vocablo que nace de la pasión, es en ella donde el sentimiento está representado por dos líneas básicas: la primera es la música, que, melancólica, triste, alegre, apasionada o loca, lleva al escucha al paroxismo de lo que se le quiere contar con el sonido; la segunda, como se ve, es la letra, lo que se dice, la parte poética. Ambas se correlacionan para hacer viajar por mundos desconocidos y para llorar; porque hay música celeste y música de funeral; que llora sin palabras, que expresa sin habla.
Ah la forma bella de las cosas!
Cuando la música se empeña en contar algo, también puede hacerlo de diversas maneras, ya sea directamente o por medio de ayudas del lenguaje como son las onomatopeyas, símiles, comparaciones y metáforas. De una y de otra manera la mayoría de la música se vuelve poesía; sin dejar de lado que también hay poesía mala:
“estás pegao
estás pegao
estás pegao...”
“yo no soy grillero
yo no soy grillero
yo no soy grillero”
“dale a tu cuerpo alegría macarena
que ....” (un mil veces).
Se aprecia una forma de poesía, nacida de una cantidad de “repeticiones” que también son conceptos de belleza en el lenguaje, aunque en este tipo de poesías bailadas se llega hasta la exacerbación de los sentidos con el arte de la repetición, género en el que queda esa poesía; simple y sin mucho de pensamiento profundo en su mundo limitado. Existe siempre, alguna forma de decir lo que se quiere, empleando palabras cabalísticas, bellezas de verdad:
“A veces, entra en el bosque
un silbido fugaz;
Que recorre veloz la penumbra y la luz.
Y los arboles fríos del bosque soy yo.
Todas las copas se postran a fin de existir,
De no hacerlo, desechas habrían de morir.
Y ese viento que trae la muerte eres tú”
Esperemos que este libro trate de eso, de otras formas del lenguaje, de canciones, muchas de las que compuse y compongo, son eso, poesías, que quisieron, en un tiempo, llevar un mensaje. Hoy se reafirman en ese pensamiento y en esa directriz las escribo, a manera de poesía, pero llevando ese mensaje a otros que no lo captan en la voz, a los ciegos del sonido llevo estas líneas, para que sepan que existe, qué dice, que muchos las cantan y muy pocos las entienden; y, más que el grito desesperado que denuncia y pide libertad, es el grito del abandonado que sigue inercialmente el camino trazado, incapaz de abandonarlo para no traicionarse; incapaz de traicionarse a sí mismo; inepto para la deslealtad del pensamiento y apto para el grito. Esa es la poesía que sigue en este texto. No la métrica, que jamás he masticado, la poesía simple y bella, no la cenicienta, sino la ogro; no la de aceite de rosas, sino la de ácido de batería; no la poesía mullida y cómoda, sino la poesía de piedra; la que duele, la que golpea con furia. Esa es la poesía que aquí está.